PENA es un trabajo metafórico sobre la idea de la de la "no permanencia". Se plantea que todo lo que vemos, percibimos, tocamos, olemos, etc.. realmente es una ilusión que se crea y se destruye haciendo de esta intermitencia la única constancia real que existe en el mundo. Esta forma de percibir la vida cambia por completo los pilares mentales y sociales que luchan por mantener una estatus, un dinero, la salud, etc.. Paradójicamente también es lo contrario a la necesidad de la fotografía de inmortalizar un instante que en sí una vez fotografiado ya no existe, porque la fotografía siempre habla del pasado.
La vacuidad, la dualidad, los extremos, lo contradictorio, la geometría, la carencia de tiempo y espacio, las emociones humanas. Todo ello puede verse amparado bajo la idea de la no permanencia o "impermanencia" una idea que nace del budismo de la cual dejaron gran cantidad de información al respecto, la física cuántica también arroja mucha luz sobre este tema. Todo lo que percibimos es "impermanente", todo es información materializada en partículas, todo cambia cada milésima de segundo, sólo nuestra percepción mental hace que veamos materia estática, lo cual es algo imposible por la naturaleza cuántica de nuestro mundo. Dado que tanto el mundo como nosotros somos imperfectos e inestables (no permanentes), y no podemos separarnos de él, estamos siempre en cambio constante. Pero vivimos aferrados a una permanencia ilusoria, a las cosas, a los demás y a nosotros mismos, en un erróneo esfuerzo por alcanzar el objetivo volátil de la estabilidad.
El discurso fotográfico de Kike Suay se basa en la técnica de larga exposición precisamente para romper eso llamado instante, lo que podría definirse como una sucesión de instantes sumados en una única imagen.
PENA es el lugar donde se realizaron las fotografías en el año 2013, un lugar en Sintra (Portugal) donde se encuentra algo que automáticamente despierta la sensación de "impermanencia" sumada a la magia y la belleza. Las características de este bosque, cambiante, enigmático, donde por minutos sale el sol, aparece la niebla, llueve y vuelve a aparecer el sol hacen que Pena no sea permanente, igual que una emoción, la materia o el pensamiento.
Paradójicamente la “pena” (en español) es una de las emociones más profundamente ligada a la pérdida, a la no aceptación del cambio. Y este bosque cambiante e inestable lleva ese contradictorio nombre.